La pérdida de Guta, una calamidad para los rebeldes en Siria
AFP / Nazeer al-KhatibAutobuses llegan al puesto de control de Abu al-Zindeen, cerca de la localidad siria de Al-Bab, con combatientes de Jaish al-Islam y sus familias, evacuados del bastión rebelde de Duma
Con la pérdida más que probable de Guta Oriental, su último bastión a las puertas de Damasco, los rebeldes sirios sufren su peor derrota desde el principio de la guerra en 2011..
Debilitados frente al régimen, dependen ahora de los otros actores del conflicto para asegurar su supervivencia.
Agotados por cinco semanas de bombardeos y un asedio de cinco años, los distintos grupos islamistas que controlaban Guta concluyeron, uno tras otro, acuerdos auspiciados por Rusia para para evacuar la zona con los civiles que desearan sumarse al exilio.
Yaish al Islam, el grupo rebelde más poderoso, que controla aún la ciudad de Duma, la principal y la última en manos de los insurgentes en Guta, no confirmó haber concluido un acuerdo de evacuación debido a la intransigencia de su fracción más dura.
Sin embargo, centenas de combatientes comenzaron a evacuar desde el lunes la ciudad, cuya conquista por el ejército sirio es irremediable.
"La caída de Guta supone la derrota más grave en la historia de la revolución siria", dice tajante el analista sirio independiente Ahmad Abazeid.
Esa región, antiguo vergel de la capital, cayó en 2012 en manos de los rebeldes, que instauraron allí una administración local y contaban con un amplio apoyo popular entre los cerca de 400.000 habitantes del enclave.
Los grupos que controlaban Guta amenazaban a menudo con tomar Damasco y lanzaban obuses y cohetes que mataron a numerosos civiles en la capital.
"Estar a las puertas de la capital permitía a los rebeldes presentarse como actores de primer plano. Ahora ya no son nada", asegura Nawar Oliver, experto sobre Siria en el centro de reflexión Omran, con sede en Turquía.
"Es un gran golpe contra los rebeldes en los ámbitos estratégico, militar y político", explica.
- ¿Peor que Alepo? -
AFP / Nazeer al-KhatibCombatientes rebeldes apoyados por Turquía saludan la llegada de autobuses al puesto de control de Abu al-Zindeen, cerca de la localidad siria de Al-Bab, en el norte, el 3 de abril de 2018
El régimen de Bashar al Asad, que llegó a vivir una situación muy complicada ante los rebeldes, retomó con el apoyo de su aliado ruso el control del 55% de Siria, devastada por siete años de guerra civil.
La rebelión, dominada ahora por los grupos islamistas, apenas conserva la mayor parte de la provincia de Deraa (sur), unas ciudades del centro del país y zonas de la provincia septentrional de Alepo.
También sigue presente en la provincia de Idlib (noroeste), controlada sobre todo por los yihadistas.
Los kurdos, por su parte, instauraron su poder en el noreste, donde son objeto de una ofensiva conjunta de las fuerzas turcas y grupos rebeldes sirios desde enero.
Desde el inicio de la intervención militar rusa en 2015, los rebeldes sufrieron numerosas derrotas, entre ellas la caída en diciembre de 2016 de su enclave en Alepo, en circunstancias parecidas a las de Guta.
A raíz de una intensa campaña de bombardeos, decenas de miles de rebeldes y civiles abandonaron los barrios del este de la ciudad.
"La caída de Alepo supuso el principio del fin para los rebeldes, pero la de Guta es aún más importante en el plano simbólico", afirma Thomas Pierret, investigador de la universidad de Edimburgo.
"Guta era un reto permanente para el régimen", explica.
- Turquía o Al Qaida -
Los combatientes de Guta tiene ahora unas opciones limitadas. Pueden negociar su adhesión al régimen, como parece querer hacer el grupo islamista Jaich al Islam en Duma, la mayor ciudad de Guta.
Si por el contrario eligen continuar la lucha, puede que se pongan bajo la tutela de Turquía, aliada de los rebeldes, aunque esto sería como reconocer su fracaso para grupos que gozaron de una gran autonomía en Guta.
AFP / Louai BesharaUn miembro del régimen sirio entre la destrucción de la localidad de Jobar, en Guta Oriental, a las afueras de Damasco, el 2 de abril de 2018
"Perder Guta reduce mucho el margen de maniobra de la oposición. Ahora necesita a un aliado extranjero, y los civiles una protección internacional que pueda ampararlos ante una campaña similar", considera Ahmad Abazeid.
El ejército nacional siria, una fuerza rebelde que apoya a los turcos en su lucha contra los kurdos en el norte, ya hizo un llamamiento para que los exrebeldes de Guta se unan a él.
"Los acontecimientos en Guta sólo pueden reforzar nuestra voluntad de crecer", dijo a la AFP el portavoz del grupo, Mohamad Abadeen.
Si los rebeldes rechazan la protección de Turquía, sólo les quedará una posibilidad.
"La última alternativa es la opción yihadista", recuerda Pierret. "Los yihadistas son el último grupo que combate al régimen sin estar bajo el control de un país extranjero".
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