27/07/2015 - 23:30
Descenso a las tinieblas
Lo primero era ir a las afueras de la prisión de El Altiplano, ubicada en el poblado de Almoloya de Juárez, en el estado de México. Como es usual en esa región, un frío intenso nos esperaba. El centro penitenciario de alta seguridad parecía calmo, con muchas luces exteriores apagadas mientras iban y venían patrullas de la Policía Federal y del Ejército mexicano. En nuestra ruta nos detuvimos a hacer tomas de los primeros puestos de control ya instalados en la carretera.
De inmediato iniciamos la búsqueda de la casa donde comenzaba el túnel por el cual habría escapado Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán o, como también lo llaman, “El Señor de las Drogas”.
Ahí estaba la casa, invadida por decenas de soldados, policías ministeriales, fiscales, federales y quién sabe cuántas corporaciones de seguridad más. El lugar, enclavado en una loma, tenía una vista directa, y casi de postal, al penal.
Al comienzo, bajar fue relativamente fácil. El primer nivel estaba apenas un par de metros abajo. Creo que la estructura debía tener un metro cuadrado, lucía perfecta, la madera muy bien cortada y encajada, las gradas muy sólidas y bien pegadas a una de las paredes. En pocos segundos todo fue oscuridad y quedamos en tinieblas.
El túnel era casi perfecto: ventilación, iluminación eléctrica, herramientas para reparar cualquier daño al sistema, tanques de oxígeno, más y más cubetas y una serie de herramientas que debieron usar quienes se encargaron de construir la obra.
El Altiplano, sus muros pintados con un color gris y una franja azul intenso. Sus espacios completamente verdes con un pasto muy bien cuidado, pero donde no crece ninguna flor, solo pequeños arbustos recortados en forma de figuras.
Nos escoltan oficiales de vigilancia penitenciaria. Siguiendo estrictos protocolos de seguridad llegamos a la celda número 20, la del huésped más famoso del penal, ubicada en el pasillo titulado “Tratamientos Especiales”.
Yuri CORTEZ
Un afiche con la imagen de "El Chapo" Guzmán tras su fuga, en México, el 13 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)
ALMOLOYA DE JUÁREZ, México, 27 de julio de 2015 -
Todo comenzó la madrugada del 12 de julio. Una llamada del director de
la AFP México, Sylvain Estibal, que de golpe lanza la alerta: “¡Se
escapó el Chapo!”. México es así, un país donde las noticias te sacan de
la cama a cualquier hora. La conversación duró un minuto, eran las
02:20am y no se trataba de una falsa alarma. Salimos enseguida y
coordinamos la logística en el camino.Lo primero era ir a las afueras de la prisión de El Altiplano, ubicada en el poblado de Almoloya de Juárez, en el estado de México. Como es usual en esa región, un frío intenso nos esperaba. El centro penitenciario de alta seguridad parecía calmo, con muchas luces exteriores apagadas mientras iban y venían patrullas de la Policía Federal y del Ejército mexicano. En nuestra ruta nos detuvimos a hacer tomas de los primeros puestos de control ya instalados en la carretera.
Oficiales en las afueras de la prisión El Altiplano, en Alomoloya de Juárez, el 12 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)
Intentamos llegar a la entrada principal pero fuimos repelidos por un
oficial de la Federal; así que decidimos transmitir las primeras
imágenes de video y foto que ya habíamos captado. La falta de señal en
el perímetro nos obligó a manejar unos kilómetros más para concretar el
envío.De inmediato iniciamos la búsqueda de la casa donde comenzaba el túnel por el cual habría escapado Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán o, como también lo llaman, “El Señor de las Drogas”.
Vista
aérea de la casa por la que habría huido "El Chapo" Guzmán, el 15 de
julio de 2015, en Almoloya de Juárez (AFP / Mario Vázquez)
Ubicamos el lugar al que se llegaba luego de pasar una pequeña
quebrada y campos pantanosos. Decenas de periodistas estaban atrás de la
primicia, marchando a campo traviesa para tener las primeras imágenes.
Con tanta adrenalina es fácil hasta olvidar el peso de los equipos.Ahí estaba la casa, invadida por decenas de soldados, policías ministeriales, fiscales, federales y quién sabe cuántas corporaciones de seguridad más. El lugar, enclavado en una loma, tenía una vista directa, y casi de postal, al penal.
Militares custodian la casa por la que habría huido "El Chapo" Guzmán, el 15 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)
La espera para acceder al túnel fue larga y lo único que se nos
permitió fue hacer un pequeño y apresurado recorrido por los alrededores
de la vivienda. Después de cuatro días nos dieron indicaciones de cómo
iniciar el descenso por un agujero de unos 60 cm de largo por unos 50 cm
de ancho. A un lado había quedado una carretilla aún cargada con
tierra, una cortadora eléctrica y otras herramientas que yacían como
testigos de una misión que había sido cumplida.Al comienzo, bajar fue relativamente fácil. El primer nivel estaba apenas un par de metros abajo. Creo que la estructura debía tener un metro cuadrado, lucía perfecta, la madera muy bien cortada y encajada, las gradas muy sólidas y bien pegadas a una de las paredes. En pocos segundos todo fue oscuridad y quedamos en tinieblas.
La
escalera que conecta al túnel por el que habría huido "El Chapo"
Guzmán, en Almoloya de Juárez, el 15 de julio de 2015 (AFP / Yuri
Cortez)
Bajamos y caminamos varios metros por el túnel medio agachados para
evitar lesionarnos. Finalmente vimos la ya entonces famosa motocicleta.
Era una 125cc a la que le habían modificado e instalado un sistema de
riel para empujar hasta dos pequeños vagones en los que sacaban la
tierra de la excavación y en los cuales viajó El Chapo.El túnel era casi perfecto: ventilación, iluminación eléctrica, herramientas para reparar cualquier daño al sistema, tanques de oxígeno, más y más cubetas y una serie de herramientas que debieron usar quienes se encargaron de construir la obra.
Herramientas
usadas en la casa por la que habría huido "El Chapo" Guzmán, en
Almoloya de Juárez, el 15 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)
Después de muchas indicaciones por parte de las autoridades, logramos
entrar al sitio donde se originó la fuga: la cárcel del Altiplano. Las
medidas de seguridad impresionan. Fotografías, identificaciones y una
marca indeleble en el brazo izquierdo son solo algunos de los pasos a
seguir para poder ingresar.El Altiplano, sus muros pintados con un color gris y una franja azul intenso. Sus espacios completamente verdes con un pasto muy bien cuidado, pero donde no crece ninguna flor, solo pequeños arbustos recortados en forma de figuras.
Nos escoltan oficiales de vigilancia penitenciaria. Siguiendo estrictos protocolos de seguridad llegamos a la celda número 20, la del huésped más famoso del penal, ubicada en el pasillo titulado “Tratamientos Especiales”.
Vista de la celda de "El Chapo" Guzmán en la prisión El Altiplano, el 15 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)
La celda no debe tener más de 12 metros cuadrados. Tomé las fotos que
pude en el corto tiempo que duramos dentro de la celda y me apresuré a
transmitirlas. A nuestras espaldas, la número 20 quedaba vacía, con sus
fuertes y sólidos barrotes que fallaron en contener al hombre que
descendió a las tinieblas.
Yuri Cortez es fotógrafo de AFP en México
Policía
Federal custodia la casa por la que habría huido "El Chapo" Guzmán, en
Almoloya de Juárez, el 14 de julio de 2015 (AFP / Yuri Cortez)
copy http://www.afp.com
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