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En resumen, la investigación concluyó que la muerte de los aficionados fue un delito y no un accidente, acontecimiento en el que los hinchas no tuvieron ninguna culpa.
En el momento de los hechos, la policía y parte de la prensa culpó a los hinchas de estar borrachos y de haber tratado de acceder al estadio sin entradas.
Margaret Aspinall, cuyo hijo James murió a los 18 años en aquella tragedia, recordó ante la prensa la batalla que libraron para que se aclararan unos hechos que fueron inicialmente despachados como un accidente. "Seamos honestos. La gente estaba contra nosotros. La prensa estaba contra nosotros. Todo estaba en nuestra contra, los únicos que no lo estaban era la gente de nuestra ciudad", dijo Aspinall.
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En cambio, reconoció que hubo "error u omisión" en las decisiones tomadas por la policía aquel día, notablemente la de eliminar el control de las entradas y abrir la puerta del estadio y en la deficiente respuesta de los servicios de emergencia.
- La fiscalía considerará presentar cargos -
El jurado también vio defectos en el vetusto estadio que contribuyeron al desastre.
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"Día histórico porque la investigación de Hillsborough constituye un acto de justicia esperado durante mucho tiempo", reaccionó el primer ministro británico, David Cameron.
"Ha sido el mayor error judicial de nuestros tiempos, pero al fin se acabó", dijo el diputado Andy Burnham, que apoyó la demanda de las familias de abrir esta tercera y última investigación.
- El error fatal de franquear paso a los hinchas -
Aquella tarde fatídica, los hinchas del Liverpool podían acceder al estadio solamente por una puerta y una serie de circunstancias desafortunadas —unas obras en la carretera que retrasaron la llegada de los espectadores, por ejemplo— hizo que se formara un cuello de botella en aquel acceso.
La policía decidió abrir las puertas y la avalancha de gente llegó hasta la tribuna y acabó aplastando a cientos de personas contra las verjas que la separaban del terreno de juego. A las 15H06, seis minutos después del inicio del encuentro, el arbitro lo suspendió al darse cuenta de que algo no iba bien.
La víctima más joven tenía 10 años, Jon-Paul Gilhooley, primo del, hasta hace poco, legendario capitán del equipo, Steven Gerrard, y entre los muertos hubo mujeres y un buen número de menores. La policía sólo permitió el acceso de una ambulancia al campo y hubo que usar los paneles de publicidad como camillas.
En 2012, el veredicto anterior sobre la tragedia señaló que había sido accidental y fue rechazado después de una campaña de las familias de las víctimas reclamando una nueva investigación.
En la presente pesquisa, el jurado escuchó a más de 800 personas durante dos años, hasta retirarse a deliberar el 6 de abril.
Durante las audiencias, el policía al frente de la seguridad de Hillsborough admitió que su decisión de dejar abiertos los accesos a la tribuna fue "causa directa" de la tragedia. "¿Fue ese fallo la causa directa de la muerte de 96 personas en la tragedia de Hillsborough?", le preguntó un abogado. "Sí, señor", admitió David Duckenfield, un policía retirado que el 15 de abril de 1989 comandaba a los policías que vigilaban la semifinal de Copa.
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