El día en que el Barça goleó a Neymar
El día que el Barça goleó a Neymar
Ahí siguen Bartomeu y compañía maldiciendo la paranoica conspiración que contra el club mantienen policías, fiscales, jueces, Gobierno, periodistas y uno que pasaba por allí
Nada tuvo que ver aquella añagaza con el resultado final del partido, pues el Santos no hubiera ganado a la máquina que era por entonces el Barça de Guardiola ni con Pelé redivivo. Pero sí demuestra la manera de actuar de una de las instituciones más admiradas del deporte mundial, que se emporcó pactando el pago de 40 millones, de los que 10 los dio de inmediato, por asegurarse los servicios del futbolista. Los derechos de este pertenecían en un 40% a una empresa brasileña, DIS, que no vio un euro de aquel primer cambalache. Hoy, el juez ha admitido a trámite la denuncia de la compañía y el fiscal acaba de solicitar dos años de cárcel para Neymar. Que, por supuesto, se defiende argumentando que no sabía nada. Como no lo sabía Messi cuando defraudó a Hacienda, por lo que ha sido condenado a 21 meses de cárcel. Ni lo sabía, como reveló en exclusiva este periódico el pasado miércoles, Eto’o, para quien el fiscal pide 10 años y medio de prisión.
Pero cada caso es distinto. Que un jovencito Messi dejara todas sus cuentas en manos de su progenitor entra dentro de lo normal. Lo mismo sirve para Neymar y su papá. Y que lo hiciera Eto’o con su asesor de confianza tampoco es extraño. No es la primera vez que un defraudador dice desconocer que defrauda. Y no hay que remontarse a Lola Flores, que no hubiera tenido problemas si este país, ¡ay!, supiera respetar a sus mitos y cada español hubiera dado a la artista, como ella imploró, una peseta (o mejor mil). En España hubo una ministra, Ana Mato, cuyo marido llegaba al garaje de casa con un flamante Jaguar y ella se limitaba a decirle: “Parece que refresca”. Otro asunto es el papel del Barça o, mejor dicho, de Sandro Rosell, presidente en aquel 2011, y de Bartomeu, su vicepresidente entonces y hoy al mando del club. Son señores que vendieron la reputación de la entidad por un plato de lentejas. Y que luego consintieron en llevar al Barça a los tribunales, en sentarlo en el banquillo, en convertirlo en reo y culpable de su actuación. Y su única defensa es vocear en cuanto medio de comunicación les es afín que existe una implacable persecución contra el Barcelona, que policías, fiscales, jueces, Gobierno, periodistas y uno que pasaba por allí no soportan los éxitos de tan magna institución. Y ahí sigue la dirigencia del club, luchando denodadamente contra tamaña conspiración mientras en la cárcel Modelo deben estar haciendo chistes a la par que frotándose las manos. Con ese equipazo, la Liga penitenciaria la ganan de calle.
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